Memorias: Premio UNEAC de diseño gráfico a Enrique Martínez, 2016

Memorias: Premio UNEAC de diseño gráfico a Enrique Martínez, 2016


Por: Adrián de la Campa Escaig

27/05/16

Confieso que he sido mirado de manera extraña cada vez que entro en una librería, y es que siempre me dirijo, en primera instancia, a la zona de libros para niños. Sin embargo, esos mismos ojos que me observan prejuiciosos no comprenden el micromundo de belleza que posee esa zona en tanto estos libros son prácticamente los únicos que se ilustran, o por lo menos así ocurre en nuestro país.

Durante el Festival del Cartel, sentí que podía burlarme de esas miradas porque se le otorgó el premio UNEAC de diseño gráfico Eduardo Muñoz Bach a uno de esos ilustradores que impulsan con su creatividad la imaginación de los niños y que ya conocía por revisar una y otra vez el rincón infantil de las librerías: Enrique Martínez. ¿Trabajo de adulto para niños?, no necesariamente, y es que su labor resulta comunicar a esos públicos, la de conducirlos a leer; lo cual no tiene que ir en detrimento de una estética, de un carisma que impresione o haga brillar tanto los ojos de sus públicos meta como de los principales jueces adultos que se reúnen cada año para premiar.

En su edición catorce, el Premio hace honor a ese gran diseñador, y esto puede ser corroborado en la exposición realizada en la galería Villa Manuela. Con fundamentalmente ilustraciones para niños, apreciamos en Enrique Martínez su capacidad creadora de mundos llenos de personajes increíbles. Además, demuestra su dominio de diferentes técnicas como pueden ser el grabado, la acuarela y el dibujo, con habilidad y sencillez.

Siempre será la ilustración la base de sus creaciones, con la que puede llegar desde la sencillez extrema y elegancia de sus personajes, con simples toques de color para resaltar alguna característica; hasta el barroquismo comedido de figuras y ambientes que se entrelazan, apoyan y por tanto, realzan mutuamente contándonos pequeñas historias en cada obra; diapasón visual alcanzado con elegancia y destello de habilidad.

Tal vez sus “bichos” son los personajes que más me sedujeron. Realizados en grabado, presentan el dominio total de la técnica y la facilidad para crear personajes que escapan de nuestro mundo, pero que, como dicen algunos filósofos: si puede ser imaginado puede ser creado. Son los niños los que mejor se van a servir de ellos, y lo harán porque tienen los ingredientes necesarios para que esto ocurra: sencillez, imaginación y atractivo.

En la exposición se colocó además un selecto grupo, aunque bastante numeroso, de libros para niños, en su mayoría de editoriales extranjeras y de los que solo podíamos ver las carátulas. Hay dos elementos que resaltan aunque nos hagamos de la vista gorda. Primero, aunque los libros no podían ser ojeados la realización de las carátulas como un elemento aparte que constituye un primer gancho y adelanto del interior del libro, cumplía su función. De veras daban ganas de tenerlos en las manos, de hojearlos y, tal vez, leer un pequeño fragmento para observar entonces las soluciones imaginativas del ilustrador, apreciar la correspondencia o retroalimentación entre texto e imagen.

Entre las editoriales se encontraban algunas españolas, asiáticas y mexicanas, y es aquí donde viene el segundo elemento: la presencia de libros de editoriales extranjeras con impresiones de gran calidad, a color, en detrimento de las nacionales, que solo contaban con Gente Nueva.

¿Tiene que esperar un ilustrador a poder realizar trabajos a editoriales extranjeras para tener libros de esa calidad de los cuales se sienta orgulloso? Este elemento es de gran importancia a la hora de atraer a los públicos infantiles, de seducirlos a la lectura, y además, permite una mayor realización en el diseño, pues el diapasón de posibilidades aumenta increíblemente. No hay que catalogar de menor calidad a nuestras editoriales, en tanto la escasez de color nunca ha sido un impedimento para la imaginación y a la calidad manual —los ejemplos sobran—, sino pedir un mejoramiento en ese sentido para que el próximo premio exponga sin miedo o reserva sus productos nacionales.